A medida que han mejorado las consolas y los ordenadores, una parte importante de los videojuegos han evolucionado para converger con el cine, esforzåndose cada vez más en elaborar historias interesantes y profundas; adultas y maduras. No obstante, los videojuegos antiguos pueden llegar a ocultar un trasfondo mucho más complejo del que se aprecia a simple vista.
Un clarísimo ejemplo de esto es el clásico Super Mario Bros. Al fin y al cabo, el argumento es una metáfora de la vida de un señor de clase obrera que busca el amor, encarnado en la princesa Peach, que representa al concepto de amor que se nos ha inculcado desde pequeños: la princesa (o el príncipe aul) con la que puedes ser feliz y comer perdiz hasta que la muerte os separe. Esta visión del juego, que en principio parece un delirio producido por las drogas o por no haber tenido contacto con el sexo opuesto más allá de un .jpg o de xvideos, se muestra a la perfección en todos los aspectos jugables:
-Es un juego de plataformas. El género mismo del juego fue elegido para representar la vida de Mario como una carrera de obstáculos, en la que debe saltar murallas y sortear trampas y precipicios si quiere llegar a su objetivo.
-El diseño de enemigos posee una fuerte carga simbólica: las tortugas, como animales lentos que son, representan aquellas experiencias que ralentizan nuestro desarrollo personal; las plantas carnívoras que salen de las tuberías interpretan el papel de las personas tóxicas que intentan arrastrarnos con ellas al fondo del pozo para hundirnos en la mierda; los hongos malos encarnan el riesgo que corre el fontanero al tontear con las drogas; y Bowser, cómo no, simboliza a ese malote o chuloplaya que conquista a la mujer de tu vida y que realmente deseas tirar a un foso de lava y ver cómo arde por hijo de...
-En el punto anterior mencionaba una metáfora sobre el peligro de las drogas. La relación entre los objetos de apoyo de este juego y las sustancias psicotrópicas se conoce desde tiempos inmemoriales, y así figura, por ejemplo, en algunas pinturas rupestres. No obstante, me gustaría remarcar cómo se representan sus efectos en el juego: por un lado, el aumento de tamaño al ingerir la seta y la invencibilidad de la estrella como metáforas de cómo usamos las drogas para aumentar nuestra confianza en nosotros mismos y conseguir una sensación de euforia y ganas de comernos el mundo; por contra, la vuelta al tamaño original tras recibir un golpe y la brevedad del efecto de la estrella nos recuerda que las drogas son sólo un parche a nuestras carencias y, en el fondo, seguimos siendo tan débiles y vulnerables como antes de consumirlas.
-Por último, el mundo hecho de ladrillos y tuberías junto con la recolección de monedas recalcan que el protagonista no es más que un currela.
Todo esto es por lo que tiene que pasar Mario para poder encontrar a Peach, el ser amado. ¿Sabéis? Aunque de pequeño era más de Sega, me identifico mucho más con el fontanero bigotudo que con Sonic porque, al igual que en Super Mario Bros, mi princesa siempre está en otro castillo.
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